¿A cuántos/as les gustan las
películas de acción? – a mi me encantan. Hay algo sobre este tipo de película
que siempre me ha llamado la atención – me encantan los super héroes. Muy en
especial, siempre me han gustado las películas de dos actores muy famosos en mi
tiempo: Silvester Stallone y Bruce Willis. Sus éxitos taquilleros Rambo
(Stallone) y Die Hard (Willis), son mis favoritos (oigan, y yo se que son
películas un poco violentas – pero por favor no me juzguen [recuerden la
predicación de hace unas 3 semanas]).
En estas dos series de
películas, los actores que les mencioné son los protagonistas y héroes. Siempre
que salía una secuela de la película original, y yo veía los anuncios en la TV,
inmediatamente decía “tengo que ir al cine
para ver a Rambo derrotar, una vez más, a todos sus enemigos”. Una vez en
el cine, durante la película siempre llegaba
una escena donde todo parecía indicar que el héroe fracasaría o sería destruido
por sus enemigos – o donde la muerte parecía inminente – y pensaba: “será
posible que irá todo a terminar aquí”. Pero siempre, como sólo Hollywood sabe
hacerlo, cuando yo ya pensaba que todo estaba perdido, el héroe sacaba nuevas
fuerzas, encontraba nuevas armas y en cuestión de unos minutos se deshacía de
todos sus enemigos y salía victorioso una vez más.
Como un joven que creció
asistiendo a una escuela militar, el personaje de Rambo siempre me pareció
fascinante. Más allá de las escenas de violencia, yo pensaba, que era alguien
digno de admirar –fuerte, valiente, determinando, perseverante, amante de la
justicia, y nunca le tenía miedo a sus enemigos. Recuerdo cuando yo jugaba con
mis amigos y pretendía ser Rambo que realmente pensaba que era alguien digno de
admirar y de imitar. ¿Pero saben algo?
ahora pienso muy diferente. Ahora toda mi admiración le pertenece a otra
persona....A JESUS.
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Durante los pasados cuarenta
días nos hemos estado preparando para celebrar la Semana Santa. Hemos sido
intencionales en procurar una renovación espiritual en nuestras vidas para
poder celebrar jubilosos al Cristo Resucitado. Hoy, y durante toda esta semana,
junto a millones de cristianos/as alrededor del mundo, tomamos un momento
especial para celebrar la vida de Jesús de Nazaret, el Cristo.
La Semana Santa (o la semana
mayor, como algunos la conocen), nos brinda una oportunidad muy especial e
intencional para recordar, para celebrar y para identificarnos plenamente con
la vida y el ministerio redentor de Jesucristo. Con regocijo, nos unimos a
billones de personas, quienes a través de los tiempos han proclamado llenos de
alegría y agradecimiento en sus corazones – como nosotros/as hacemos hoy: ¡HOSANNA, BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE
DEL SEÑOR!
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Saben, PERO, a veces me
pregunto si sabremos lo que estamos diciendo cuando exclamamos a toda voz:
HOSANNA…porque esta [Hosanna] es una palabra que solamente se utiliza en la Iglesia
y que rara vez se nos explica lo que significa. Usted a nadie en la calle lo
saluda..."Hosanna", o va a un partido de pelota y anima a su equipo
favorito con un "Hosanna". La palabra HOSANNA, cuando la traducimos
al español del idioma en que fue originalmente escrita (Hebreo), significa salve ahora, que era una expresión de adoración que solo era
utilizaba por los sacerdotes en los rituales más especiales en la tradición judía
(como la fiesta de los tabernáculos), para alabar a Dios.
Solo Dios, era digno de “Hosannas”. Solo Dios era
digno de admiración y toda adoración. Entonces, cuando escuchamos a
los discípulos [no a la multitud, según Lucas] en la Biblia proclamar Hosannas
a Jesús, ellos con júbilo y regocijo estaban proclamando a Jesús Dios – el
único digno de admiración, alabanza y toda adoración. Y por la misma razón, no
nos debe sorprender cuando, como nos dice la Biblia, algunos de los líderes
religiosos que estaban en contra de Jesús le dijeron “¡Maestro, reprende a tus
discípulos!” – pues ellos pensaban, en su ignorancia, que lo que esta gente
hacía era un pecado horrible, pues estaban dando a Jesús una adoración, que
solo Dios podía recibir.
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Mis amados/as, en este día en que con júbilo proclamamos:
HOSANNAS A JESUS, recordemos que lo hacemos porque REALMENTE CREEMOS QUE
JESUCRISTO, ES EL UNICO DIGNO DE TODA ADMIRACION, ALABANZA Y NUESTRA ADORACION
- ¡Aleluya!
Sólo Jesús es digno de nuestra adoración – pues a través de su vida conocimos la grandeza
del amor de Dios. TANTO, nos amó Dios, que nos dio a Jesús, para que todo que
crea en El, no se pierda y tenga vida eterna (Jn 3:16). Sólo Jesús es digno de nuestra adoración – pues a través de su vida
aprendemos como amar y servir a los demás, como Dios espera de nosotros/as. Jesús,
nos enseño que el perdón es el puente que nos encamina a una vida de paz. A
través de su humildad aprendemos lo que significa ser grande ante los ojos de
Dios. Jesús es digno, porque nos enseño a ser misericordiosos y compasivos. A
preocuparnos por los que sufren y porque a través de su vida, aprendemos que es
mejor dar que recibir.
Sólo Jesús es digno de nuestra adoración – pues nos enseño a
amar la justicia. Jesús se acercó y restauró a quienes la sociedad de su
tiempo consideraba inmundos y no dignos del amor de Dios. Siempre tuvo a los
más vulnerables en su agenda de ministerio. Y nunca toleró la hipocresía de
quienes abusaban del pueblo. Sólo Jesús
es digno de nuestra adoración – pues nos enseño a ser obedientes. En las
cosas pequeñas y hasta las más grandes NUNCA se desvió ni tomó atajos, y fue
por eso que pudo cumplir su misión redentora en nuestro favor.
Sólo Jesús es digno de nuestra adoración – pues fue Él quien sufrió
y murió por amor a nosotros - NADIE MAS. Lo persiguieron, lo acusaron
falsamente, lo condenaron a muerte y lo ejecutaron vilmente – TODO POR AMOR A
NOSOTROS/AS. Aun pudiendo haberlo evitado – no lo hizo. A pesar que su gente lo
dejó solo, lo soportó todo para abrirnos la puerta que conduce a la vida eterna
- Aleluya. Finalmente (aunque pudiera pasármela la vida entera dándole razones),
sólo Jesús es digno de nuestra adoración
– pues fue Él quien venció a la muerte y al pecado. En aquella cruz, cuando
Jesús murió – murió también la autoridad del pecado sobre nuestras vidas. Y en aquella
mañana gloriosa cuando El resucitó, nació una nueva esperanza viva e
inconmovible para todos/as nosotros – Salvación, Plenitud y Vida Eterna.
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En este día y siempre, cantemos y proclamemos (de
palabras y de hechos) Hosannas a Jesús. Y al hacerlo, hagámoslo como
quienes REALMENTE creen que Jesucristo – ES EL UNICO DIGNO DE NUESTRA ALABANZA
Y ADORACION. ¡HOSANNAS A JESUS! – Bendito es el que vino, y un día volverá por
Su Pueblo – El Cordero Inmolado, que quita el pecado del mundo – AMEN.
Hosanna...solo a Jesús.
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