“ Dios, gracias por tu amor por mí. Gracias porque moriste en la cruz del calvario por mi. Gracias porque en ti yo tengo esperanza. Te pido que en este día bendigas todo lo que yo haga. Prospera el trabajo de mis manos. Ayúdame a resolver mis problemas. Concédeme los anhelos de mi corazón. Cambia a toda la gente que me trata de hacer daño, Provee a mis necesidades. Líbrame de tentaciones, y ayúdame a vivir en tu victoria. En el nombre de Jesús, mi Salvador – Amén ”. A primera vista, la oración que acabo de compartirles pudiera parecernos hermosa, ¿verdad? De hecho, algunos pudieran hasta decir, “se parece mucho a la forma en que yo oro”. Otros/as, tal vez pensaron, “que bueno sería si yo pudiera orar así”, pues pensamos que nuestra vida sería mucho mejor si pudiéramos orar con tanta elocuencia y apertura delante de Dios. Pero saben algo: HAY ALGO QUE ESTA MUY MAL en esta plegaria a Dios. ¿Alguien se dio cuenta? ¿Saben lo que está mal? Sencillo, esta oración tiene demasiado ...
Reflexiones breves por el Pastor Héctor A. Burgos