Muchas veces cuando leemos la Biblia, nos encontramos con pasajes que
nos enfrentan a los misterios de Dios de una forma clara y fácil de aplicar a
nuestra vida. En otras ocasiones, nos encontramos con pasajes que
inmediatamente nos hacen pensar: "esto
es bien difícil de entender". El pasaje que leímos hoy en Lucas
12:32-34, en mi opinión, cae dentro de la categoría de esos pasajes bíblicos
que a primera vista "son bien difícil de entender y aplicar". En la
primera parte del versículo 33, escuchamos a Jesús decirle a sus discípulos: "Vendan sus bienes y den a los
pobres".
Reflexionar sobre estas palabras de Jesús, hoy en el siglo 21, que
vivimos en una sociedad donde la gente vive afanada por acumular bienes y
dinero - NO ES COSA FACIL. Es más, las palabras de Jesús que encontramos en
Lucas, van en contra del sentido común de nuestros tiempos. Constantemente en
la TV, vemos anuncios publicitarios que nos incitan a comprar y acumular cosas,
que tal vez no necesitamos, y ahorrar para el futuro incierto. Progresar en
nuestros tiempos se traduce a tener MAS - ¿pero aquí en Lucas, Jesús nos está
llamando a vivir con MENOS?
En la mayoría de los casos, la gente, tratando de cumplir con las
expectativas que les impone la sociedad, terminan endeudándose quedando
esclavizados/as y a la merced de sus acreedores. Y a causa de sus deudas y
todas las cosas que los esclavizan: la gente se llena de estrés, y ansiedades. Hasta
se deprimen. Y en la mayoría de los casos: su fe se debilita a niveles muy
peligrosos.
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Cuando meditaba en estos dos versículos, le preguntaba al Señor en
oración "¿por qué vender nuestras posesiones? ¿para qué? A caso, ¿hay que
ser pobres para poder servirte?". Luego, pensé por un momento en el hecho
que cuando Jesús invitaba a la gente de su tiempo a seguirle, esto tenía
implicaciones mayores, pues Jesús constantemente se estaba moviendo de un lugar
a otro. En aquel tiempo no es como hoy, que la gente sigue a Cristo de la casa
al templo cómodo con aire acondicionado y butacas elegantes. En aquel tiempo
seguir a Jesús no era cosa agradable. Y, si uno tenía muchas posesiones que
mantener y cuidar, entonces, hasta cierto punto, uno estaba atado a esas
posesiones, lo que resultaba un impedimento para seguir a Jesús a donde El iba
y quería que uno fuera con Él.
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Entonces, cuando escuchamos a Jesús dando esta instrucción a sus
discípulos, es MUY IMPORTANTE que entendamos que Jesús no quería que ellos
fueran pobres (como si la pobreza fuera el camino al cielo). Lo que Jesús SI quería
era que ellos fueran LIBRES de todo lo que les impedía seguirle y servir a su
prójimo como El les estaba enseñando. Era necesario que sus discípulos
entendieran que si ellos iban a ser LIBRES para servir y ser pregoneros de la
JUSTICIA de Dios, su corazón tenía que estar en el lugar correcto para poder
vivir las demandas del evangelio. Su corazón, no podía estar en las posesiones
ni comodidades temporeras que el mundo nos ofrece - sino en la recompensa final
de la vida eterna.
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Ahora bien, si el Señor quiere que nos LIBEREMOS de todo aquello que nos
limita y no nos permite avanzar y servirle como es necesario, entonces ¿qué
tenemos que hacer para encontrar esa libertad? El versículo 32, nos da el
primer paso - Y EL MAS IMPORTANTE DE TODOS. Jesús le dijo a sus discípulos: "No tengan miedo, mi rebaño pequeño,
porque es la buena voluntad del Padre darles el reino".
Mis amados/as, para poder ser LIBRES de las ataduras de este mundo, que
nos impiden servir, lo primero que tenemos que hacer es CREERLE A DIOS, y
CONFIAR NUESTRAS VIDAS plenamente al amor de Jesucristo (no se tratad de venir a
la Iglesia, sino de creer y confiar). Nuestra vida no puede estar fundamentada
en miedos ni inseguridades. Tenemos que construir sobre el amor y fidelidad de
Dios. Para encontrar la libertad que nos impulsa a una vida balanceada y nos
encamina al servicio tenemos que descansar constantemente en las promesas de
Dios para nuestras vidas. Tenemos que creer con la inocencia de un niño, que
Dios lo que promete, lo cumple. Que no hay porque procurar tantas riquezas en
este mundo, porque él nos ha prometido un tesoro eterno, que no tiene final ni
está sujeto a las variaciones de la vida.
Hay gente que TODOS los días están monitoreando con obsesión sus
inversiones en la bolsa de valores, para ver como las fluctuaciones del mercado
están afectando su fortuna. Han habido aquellos que cuando el mercado a
colapsado, debido a su afán y esclavitud al dinero, en su desesperación hasta
se han quitado la vita por unos cuantos miles de dólares. Pero, cuando nuestra
confianza está puesta en Jesucristo, el miedo a las fluctuaciones de este mundo
- DESAPARECEN.
Cuando nuestro corazón le pertenece a Cristo, nuestro equipaje es mucho
más liviano y experimentamos la libertad que nos permite ser testigos del Reino
de Dios en nuestro diario vivir: con más personas y más lugares. Cuando no
vives tan afanado por tener más y mejor, y estás en paz con lo que tienes,
recibes la libertad financiera para poder ser un instrumento de esperanza a
través de tu generosidad para aquellos que viven en pobreza y tienen grandes
necesidades. Cuando procuras la libertad de Dios, y con la ayuda del Espíritu
Santo, reajustas tus prioridades, con los principios del Reino de Cristo, vas a
ver que el tiempo de va a dar para todo, y podrás invertirte en el trabajo de
la Iglesia y servir a tu prójimo.
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Mis amados/as, allá afuera, aun en medio nuestro, hay muchas personas
que necesitan que la Iglesia sea la
presencia encarnada de Jesucristo en el mundo -sirviéndoles como amor y
misericordia. En este día, oro a Dios, nos conceda la gracia necesaria, para
que podamos confiar nuestras vidas PLENAMENTES al amor de Jesús - para que se
disipe todo MIEDO que nos pueda estar limitando. Y, para que seamos
LIBERTADOS/AS de todo aquello que no nos permite ser mejores testigos del amor
de Cristo en nuestra comunidad.
En Jesucristo encontramos la posibilidad de experimentar VERDADERA
LIBERTAD. Libertad de la condena del pecado. Libertad de los miedos de este
mundo. Libertad de los afanes que hoy consumen a tanta gente. En Jesucristo
recibimos libertad para amar, para perdonar, para servir a los que sufren.
Libertad para abogar por los que son marginados y discriminados. Libertad para
proclamar las buenas nuevas de Salvación de Dios en Cristo Jesús. En
Jesucristo, recibimos la libertad para poder ser agentes de la paz y justicia
de Dios.
La pregunta hoy es ¿eres libre, o vives atado/a a las pasiones de este
mundo? ¿está tu corazón centrado en Cristo o los afanes y preocupaciones han
tomado el lugar que solo le pertenece a Dios? ¿Vives lleno/a de temores y
ansiedades, o estás confiando PLENAMENTE en el amor de tu Salvador?
Recibamos la libertad que Dios nos concede en Jesucristo, y así
experimentaremos las riquezas inagotables del Reino de Dios.
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