Hace un tiempo, circuló una
noticia horrible en los medios noticiosos. El nombre de la joven era Ellen, una
muchacha que cursaba su tercer año en la escuela superior. Estudiante con
honores, miembro de la banda de su escuela, y secretaria de su clase graduanda.
La vida de esta joven era hermosa hasta una mañana donde todo cambio para MAL.
Fue trágico- ella se suicidó. Sumida en una depresión, Ellen terminó con su
vida con una sobredosis de pastillas para dormir. Ella, dejó una nota donde
indicaba que terminaba con su vida porque no podía ya con los rumores y las
acusaciones de sus vecinos y compañeros de escuela.
Todo comenzó con un chisme sin
fundamento. El rumor fue que la joven supuestamente estaba viviendo una doble
vida, y que estaba teniendo relaciones sexuales con un hombre casado que era mucho
mayor que ella. Un vecino comenzó las habladurías luego que una mañana viera a
Ellen llegar a su casa en un auto muy lujoso junto a un hombre, toda despeinada
y desorientada. La gente dijo lo que le dio la gana - y destruyeron su
reputación. Pero, la verdad era
completamente diferente. Ellen, aquella mañana llegó a su casa (cansada,
despeinada y un poco desorientada), luego de haber pasado toda la noche
cuidando a su mamá en el hospital que había sido llevada de emergencia la noche
anterior. Y el hombre en el carro lujoso no era su "amante", sino su tío
- el hermano de su mamá. La vida de una joven mujer, con un futuro muy
prometedor, fue destruida porque algunas personas tomaron la horrible decisión
de CRITICAR, JUZGAR INDEBIDAMENTE y CONDENAR.
A través del pasaje bíblico en Mateo 7:1-5, quisiera incomodarles y retarles a que esta cuaresma dejemos a un lado una mala costumbre que está haciendo mucho daño fuera y dentro de la Iglesia. Esto no se puede decorar: es tiempo de dejar de JUZGAR y CONDENAR a la gente a nuestro alrededor.
A través del pasaje bíblico en Mateo 7:1-5, quisiera incomodarles y retarles a que esta cuaresma dejemos a un lado una mala costumbre que está haciendo mucho daño fuera y dentro de la Iglesia. Esto no se puede decorar: es tiempo de dejar de JUZGAR y CONDENAR a la gente a nuestro alrededor.
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TENEMOS que renunciar a la tentación de hablar
palabras de juicio y condena en contra de otras personas. Esto no agrada a
Dios, y puede tener consecuencias horribles, en la vida de a quienes señalamos
Y EN LA NUESTRA. Jesús alertó enfáticamente en contra de esta mala conducta. En
la Biblia, en Mateo 7:1-2, nos encontramos con una de las enseñanzas más
radicales de Jesús. En este pasaje, Jesús le dijo a la gente que le escuchaba
enseñar, lo que hoy conocemos como el Sermón del Monte, de la siguiente manera:
"NO JUZGUEN, PARA QUE NO SEAN
JUZGADOS" (vs1). A diferencia de lo que algunos quisieran pensar, aquí
Jesús no estaba dando una mera sugerencia. Esto fue un fuerte mandato; una
orden muy enfática: NO JUZGUEN.
Obviamente, Dios sabe que
todos/as tenemos que tomar cientos de decisiones al día y pasar juicio valorativo
sobre un sinnúmero de asuntos en nuestro diario vivir. Que si nos levantamos o
nos quedamos en la cama, que vamos a comer, como nos vamos a comportar en el
trabajo o la escuela. También, discernimos entre lo bueno o lo malo. De hecho,
para eso fue que Jesús predicó y enseño el Sermón del Monte - para ayudarnos a
tomar decisiones correctas y discernir
lo que es ético y moralmente agradable a Dios (no para que se lo andemos
restregando a la gente en la cara). Pero, de esto no es lo que estamos
hablando.
La palabra “JUZGAR” que Jesús
utilizó en su advertencia, cuando la traducimos del lenguaje original en que
fue escrita, NO significa "decidir"
o "distinguir" entre una cosa u
otra. La palabra “JUZGAR”, que se utiliza en la Biblia, tiene una
connotación muy negativa - que significa "CENSURAR" y/o
"CONDENAR".
Mis amados/as, Jesucristo nos está haciendo una
advertencia que no podemos ignorar. NO JUZGUEMOS A LOS DEMAS. No seamos tan
rápidos para criticar y censurar a la gente. No seamos tan arrogantes como para
creernos que somos mejores o más santos que todo el mundo, y andar revolcándole
las pajitas a la gente con palabras
hirientes y de juicio. Por el contrario, en humildad, procuremos ser como
Jesús: misericordiosos y compasivos. La Biblia claramente nos enseña en Juan
3:16 que Jesús no vino a este mundo a condenarnos, sino a compartirnos su amor,
su perdón y SALVACION. Entonces, en el nombre de Jesús, NO andemos criticando,
juzgando y mucho menos condenando a los demás.
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RENUNCIEMOS AL CHISME, que es una de las formas más
sofisticadas y comunes en las que criticamos, juzgamos y condenamos a nuestro
prójimo. El chisme no es un invento de los hispanos, como algunos quisieran
pensar - es un problema que viene desde el principio de la humanidad, y desde
el principio, el chisme le ha aborrecido a Dios. En el Levíticos 19:16 Dios le
dijo al pueblo de Israel por medio de Moisés: "No propagues chismes entre el pueblo...no atentes contra la vida
de tu prójimo". Las palabras tienen mucho poder. Cuando son usadas
correctamente para edificar pueden ser de mucha bendición (tanto así que pueden
transformar positivamente la vida de una persona). Pero, cuando las usamos para
criticar, para juzgar, o para condenar - hacen mucho daño; LASTIMAN, y pueden hasta DESTRUR.
Cuidado con pasártela criticando, juzgando y
condenando a tu prójimo, porque muchas veces las cosas no son lo que parecen. Y Dios, la mayoría
de las veces no se fija en las cosas que nosotros andamos siempre pendientes. Las
apariencias engañan, ¿verdad que sí? Por eso fue que el Señor le dijo a Samuel,
en referencia a David, "no te dejes
llevar por las apariencias...el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero yo miro el corazón [énfasis
añadido]" (1 Samuel 16:7). Cuando sientas la tentación de ser fiscal, juez
y verdugo de tu hermano/a, recuerda que la justicia de Dios no se materializó
en nuestras vidas a través de la condenación, sino por medio de la
MISERICORDIA, por medio del amor que Jesucristo nos mostró.
Cuidado con querer camuflajear tu propio pecado,
criticando y condenando a los demás por sus errores y debilidades. Como Jesús nos
amonesta en el pasaje bíblico que estamos considerando hoy: "saquemos primero la viga de nuestro
ojo, que mucha veces nos siega a nuestro propio pecado, antes de querer sacar
la paja del ojo de los demás [PAR]"(Mateo 7:5).
Finalmente, cuidado con vivir criticando y juzgando a los demás porque tarde o
temprano, tu juicio, regresará a ti, como lo hace un Boomerang cuando lo
lanzamos al aire. Díganselo a Martha, quien luego de criticar
fuertemente a su hermana María por no ayudarla en la cocina cuando Jesús las
visitó, terminó recibiendo un fuerte regaño de Jesús por no saber establecer
prioridades correctas en su vida (Lucas 10:38-42). Díganselo al hermano mayor
en la historia del hijo pródigo, quien fue bien rápido para juzgar y condenar a
su hermano menor, para luego terminar perdiéndose la fiesta del siglo y ser
señalado como el malo de la película (Lucas 15:11-32). Díganselo a los
fariseos, a quienes Jesús les aclaró que las prostitutas y los colectores de
impuestos, a quienes ellos tantos juzgaban y condenaban sin misericordia,
entrarían al cielo primero que todos de ellos (Mateo 21:31).
A final de cuentas, ¿saben porque Jesús fue tan
cortante en su advertencia sobre andar juzgando a la gente? Porque JUZGAR, NO NOS
CORRESPONDE A NOSOTROS/AS, SINO A DIOS. Al final de nuestra jornada,
no será un jurado, ni los hermanitos de la Iglesia, ni las autoridades civiles
quienes pasaran JUICIO sobre nuestra vida. Eso lo hará Dios, quien realmente conoce
todo lo que hay que saber sobre nosotros/as, quien entiende nuestra fragilidad
humana, y quien nos ama y conoce lo más profundo de nuestro corazón.
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En esta Cuaresma, deja algo
MALO [como lo es criticar, juzgar y condenar a tu prójimo], y renuncia de una
vez y por todas, a eso que te limita, para que puedas vivir en la plenitud que
Dios nos ofrece a todos/as, por medio del amor transformador de Cristo Jesús.
29 No digan malas
palabras. Al contrario, digan siempre cosas buenas, que ayuden a los demás a
crecer espiritualmente, pues eso es muy necesario. 30 No hagan que
se ponga triste el Espíritu Santo de Dios, que es como un sello de identidad
que Dios puso en ustedes, para reconocerlos cuando llegue el día en que para
siempre serán liberados del pecado. 31 Dejen de estar tristes y
enojados. No griten ni insulten a los demás. Dejen de hacer el mal. 32
Por el contrario, sean buenos y compasivos los unos con los otros, y
perdónense, así como Dios los perdonó a ustedes por medio de Cristo.
Efesios
4:29-32
Así nos ayude Dios.
Basado en el libro de James Moore: Give Up Something Bad for Lent: A Lenten Study for Adults
Basado en el libro de James Moore: Give Up Something Bad for Lent: A Lenten Study for Adults
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