Muchas veces, aun sin saberlo, vivimos a medias nuestra relación con Jesucristo. Vamos por la vida con nuestras copas a medio llenar cuando el anhelo de Dios es llenarnos hasta que sobreabunde su bendición. Incluso, llega un momento en que, si no recapacitamos, nos conformamos con ver nuestras copas a medio llenar, y pensamos que todo está bien, cuando no es así. Pero, Dios no quiere que nuestras copas estén a medio llenar. Dios las quiere llenar hasta que se desborden en bendiciones.
Dios no nos bendice hoy, para que nos sostengamos de esa bendición por el resto de nuestras vidas. Cada día, Dios anhela derramar sobre nosotros/as nuevas bendiciones que nos permitan vivir en la llenura de su amor. La Biblia nos dice que cada día trae su propio afán, ¿verdad? – pero, de la misma manera, cada día también trae consigo nuevas bendiciones, pues las misericordias del Señor se hacen nuevas a cada momento –!Aleluya!
A través del pasaje de 2 Reyes 5:1-14, aprendemos algunas cosas que son muy importante si realmente anhelamos alcanzar sanidad y plenitud, y que nuestra copas estén llenas en Jesucristo.
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Naamán, como nos dice la Biblia, era un hombre con fama y que contaba con el favor del rey de Siria. Pero, el tenía un problema muy serio: Naamán estaba enfermo de lepra. En una ocasión, Naamán escuchó sobre el profeta Eliseo, quien era conocido por los grandes milagros que realizaba en el nombre de Dios. Y Naamán, al escuchar sobre el profeta, le pidió al rey que le permitiera visitar a Eliseo para que le sanara - a lo que el rey accedió. Ya, cuando Naamán estuvo cerca de Eliseo – el profeta envió un mensajero a Naamán que le dijo: "Ve y lávate siete veces en el Jordán; tu carne se restaurará y serás limpio”....Lávate y Serás Limpio. Pero, nos dice la Biblia que Naamán al escuchar el mensaje de Eliseo se enfureció muchísimo pues él pensaba que su sanidad vendría a través de un acto asombroso de Dios a través del profeta. Pero Eliseo, en vez, lo mando a lavarse en las aguas obscuras del río Jordán.
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A través de este relato en la Biblia, podemos encontrar al menos dos enseñanzas muy importantes para aquellos que añoramos sanidad y plenitud para nuestras vidas.
PRIMERA enseñanza – si realmente queremos alcanzar sanidad de parte de Dios, tenemos que estar preparados/as para rendir nuestro orgullo delante de la presencia del Señor. Muchas veces nosotros nos comportamos como Naamán. Reconocemos nuestra necesidad de Dios, e incluso nos movemos a buscarla, como el hizo. Venimos a la Iglesia, cantamos, oramos, y hasta algunos pasamos al altar cuando se nos invita a hacerlo. Pero, cuando Dios nos revela la senda por la cual es necesario caminemos para recibir bendición, al igual que Naamán le decimos a Dios...¿tu quieres que yo haga que?
Pasamos al altar pidiendo a Dios restaure nuestra relación con un amigo o un ser querido esperando que caiga un rayo del cielo que lo arregle todo – pero Dios nos dice: "para que se restaure esa relación: tienes que pedir perdón – tienes que lavarte en el Jordán". Le pedimos a Dios que nos de sabiduría y entendimiento para enfrentar nuestros problemas, esperando que la "chequina" de Dios descienda y nos ilumine – y Dios en vez nos dice que leamos la Biblia y pasemos tiempo en su presencia en oración. – que nos lavemos en el Jordán. Venimos a Dios pidiéndole que restaure nuestra vida – esperando no tener que hacer cambios o dejar malos hábitos – y Dios otra vez nos dice: "si realmente quieres restauración y sanidad, tienes que confiar en mí y cambiar la manera en que estás viviendo".
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Dios le dijo a Naamán: – ¿tu quieres sanidad, quieres plenitud?: ve y lávate en el Jordán. Lavarse en el Jordán significaba mucha humillación para Naamán. Las aguas del Jordán no eran las más limpias de la región. Alrededor del rio Jordán no vivía la gente más ilustre de Israel. Imagínense a Naamán, el guerrero de Siria – lavándose en el charco sucio del Jordán – exponiendo su lepra ante todos lo pudieran estar allí. Naamán, en su orgullo, rechazó la oferta de Dios y se regreso para su casa. Por un momento, le pareció más
Cuantas veces nosotros también andamos cargando todas las situaciones que Dios quiere resolver en nuestras vidas porque en nuestro orgullo preferimos ser derrotados por las luchas de esta vida, antes de ceder y permitirle a Dios que nos transforme de una vez y por todas - a su manera. Mejor leprosos/as antes de lavarnos en las aguas del Jordán. Preferimos las migajas sobre el banquete, antes de ceder a nuestra manera de vivir. PERO, si tú quieres sanidad y plenitud en tu vida, entonces hoy tienes que rendirle tu orgullo a Dios. El salmista declaro que: Dios atiende al humilde, pero al altivo, al orgullo – lo mira de lejos.
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SEGUNDA enseñanza: el camino a la sanidad y plenitud en Cristo, incluye nuestra acción. Naamán esperaba que Eliseo le impusiera las manos y ya – "estoy sano". Pero, muchas veces el camino hacia la plenitud va a involucrar nuestra acción, La instrucción fue: VE Y LAVATE. No es suficiente creer que Dios lo puede hacer – tenemos que movernos hacia la bendición.
No es suficiente decir Dios cámbiame – nosotros tenemos que hacer el esfuerzo para cambiar. Tenemos que caminar hacia nuestra bendición. Si quieres que esa relación que está lastimada se restaure – entonces, conociendo la promesa de Dios, tienes que caminar y trabajar por esa restauración. Si quieres crecer y madurar en tu fe, tiene que estudiar la Biblia y pasar tiempo en oración. Si quieres ver cambios en tu vida: tienes que caminar y lavarte en el Jordán.
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La bendición de Naamán no estaba en Israel – estaba en el Jordán. Y, no fue hasta que Naamán rindió su orgullo y camino hacia la bendición que Dios le tenía que recibió sanidad - para su cuerpo, para su alma. Si tu quieres sanidad y plenitud en tu vida, entonces, no puedes quedarte parado/a lamentándote por tu situación o justificándose – tienes que caminar en fe...tienes que lavarte en las aguas del Espíritu de Dios.
El mar rojo se abrió para los Israelitas – pero no fue hasta que ellos caminaron por medio del mar que recibieron su bendición y fueron liberados del Faraón. Jesús le dijo al paralítico: Levántate, toma tu camilla y anda. Pero no fue hasta que este hombre se movió en confianza a Dios que experimento la sanidad para su vida. A Pedro le dijo camina sobre las aguas – pero no fue hasta cuando el sacó su pie de la barca que experimentó el poder de Dios en su vida.
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Jesús, nos está diciendo hoy: Vayan, caminen y lávense en el Jordán, y recibirán sanidad y restauración. Mis amad@s, podemos caminar confiados/as, pues nuestra bendición y victoria están garantizadas. ¿Por qué? Por que quien nos llama a lavarnos no es el pastor, ni la iglesia, ni la denominación. Quien nos llama a lavarnos en esta noche es Jesucristo, quien nos está esperando en la aguas del Jordán para traer sanidad y esperanza para nuestras vidas. Hoy, Dios nos está invitando a caminar hacia el Jordán a reclamar la victoria de Cristo en nuestras vidas. La instrucción de parte de Dios es: Lávate – y serás Sano(a).
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