La Biblia dice en Levíticos 19:2, "Sean santos[as], porque yo, el Señor
su Dios, soy santo." A través de todos los tiempos, el
pueblo de Dios ha tratado de hacer sentido de este imperativo de la fe
judío-cristiana. La realidad es que hablar y/o enseñar sobre el llamado de Dios
a Su pueblo a ser "santos/as" - nunca ha sido fácil. No porque sea
algo difícil de entender, sino porque siendo algo tan sencillo, lo hemos complicado demasiado.
Por un lado, tenemos todas las definiciones equivocadas sobre lo que
significa ser santos/as que lo hacen parecer como algo imposible de alcanzar. Y
por el otro lado, tenemos las expresiones religiosas extremistas y tóxicas que crean
una imagen distorsionada sobre la santidad que confunden y desaniman a muchos/as.
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Hoy, quisiera compartir con ustedes algunos puntos sobre el llamado de
Dios a la "santidad", que espero les motiven a cultivar este estilo
de vida, el cual no solo agrada a Dios (y es nuestro ideal en lo que respecta a
nuestra manera de vivir), sino que también, nos conduce a una vida llena de
bendiciones en Jesucristo.
A la luz del pasaje que leímos hoy en Levíticos 19, hay varias cosas que
son muy importantes que sepamos, si realmente anhelamos vivir en la santidad de
Dios.
1) El llamado
a la santidad no es para unos cuantos - sino para todo el pueblo de Dios.
A diferencia de otras reglas y estipulaciones donde la Biblia nos aclara que las
mismas son para personas y/o grupos en particular - el versículo 1-2 nos aclara
que el llamado a la santidad aplica a todo el mundo. Dios le dijo a Moisés,
"habla con TODA la asamblea de los israelitas y diles". Y, sí, sé que
es una palabra grande..."ser santos", pero tenemos que estar claros
que es la expectativa de Dios para todos nosotros/as. Nadie se queda afuera. A
todos nos cae el agua.Tanto en el Antiguo Testamento, como en el Nuevo Testamento, nos
encontramos emplazados por Dios a este estilo de vida de excelencia - 1 Pedro
1:15, el Apóstol (inspirado por el Espíritu Santo) escribió, "sean ustedes santos en todo lo que hagan,
como también es santo quien los llamó". Entonces, en este día, si
pensabas que este llamado de Dios no te aplicaba, renuncia a esa idea
equivocada - y abre espacio en tu mente y corazón a la santidad de Cristo
Jesús. ¿Amén?
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2) ¿Qué
significa ser santos/as? Ser santos y santas significa ser personas separadas
para Dios; diferentes; consagrados/as para los propósitos de Jesucristo. No
significa "ser santurrones", no significa "ritualismo", no
significa "religiosidad", ni la observación de “tradiciones” - el
llamado a la santidad SIGNIFICA ser las personas que Dios nos llamó a ser: imitadores de Cristo. Ser
santos, implica que debemos amar a Dios sobre todas las cosas. Nada ni nadie
debe ocupar el lugar de Jesucristo en nuestras vidas. Nuestro primer anhelo
debe ser vivir como Dios quiere que vivamos - en obediencia a Su Palabra, y
receptivos al hacer del Espíritu Santo. Nuestra santidad, aun cuando se cultiva
en la iglesia, cobra vida, allá fuera en el mundo, en la manera que nos comportamos,
y como tratamos a los demás. Para ser santos, no nos encerramos en una burbuja
separados del mundo para evitar contaminarnos. Ser santos, implica vivir en el
mundo, SABIENDO que somos llamados a una manera más excelente de vida en Cristo
Jesús.
A diferencia de lo que muchos piensan, o les han hecho pensar, para
Dios, una persona SANTA, es aquella que le reconoce como Dios y Señor, que
recibe su amor según nos ha sido revelado en Jesucristo, que le adora, que procura
vivir en obediencia a sus mandatos, y que como nos hace claro la Biblia en
Levítico, ama a su prójimo, y le trata con misericordia y amor, como Jesús nos
enseñó. A muchos les podrá sorprender la definición de santidad que nos provee la Biblia, cuando la comparan con lo que la
gente dice por ahí, pero; La santidad, bíblica, implica entre otras cosas, ser personas
misericordiosas, compasivas, honestas, dignas de confianza, y justas en todos
sus tratos con los demás. Una persona santa, en los ojos de Dios, es aquella
que habiendo conocido y experimentado el amor y perdón divino en Cristo Jesús,
perdona a quienes les ofenden, y no guarda rencor. Los santos/as, son personas
que en el amor de de Cristo, constantemente animan a sus hermanos en la fe, y
les corrigen cuando es necesario, para que no caigan y su fe se fortalezca. No
se trata de santurronería – sino de SANTIDAD.
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3) Es muy
importante que entendamos que es por medio de nuestra "santidad",
nuestra manera de vivir, nuestro testimonio - que el mundo conoce o no a
Jesucristo. Es por medio de nuestro estilo de vida, como
santos/as del Señor, que el mundo entiende que amamos a Dios, y a nuestro
prójimo, porque Cristo nos amó primero (1 Juan). Jesús, en una ocasión hablando
con sus discípulos, les dijo: "Ustedes
son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.
Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se
pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan
brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de
ustedes y alaben al Padre que está en el cielo." Mateo 5:14-16
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"Sean
santos[as], porque yo, el Señor su Dios, soy santo." Francis
Asbury, uno de los primeros pastores en la tradición metodista, dijo en una
ocasión: "el pueblo metodista, será un pueblo santo, o no será
pueblo".
Vivir en santidad, no es una opción: es la expectativa de Dios para cada
uno de nosotros/as. No es una creencia, ni un conglomerado de doctrinas - es
una manera de vivir - impulsados por el Espíritu Santo, la vida de Cristo en
nosotros/as, y a través de nosotros/as. No es motivo de tristeza, - sino de
alegría. No es carga, sino deleite. No es malas noticias – por el contrario
BUENAS NOTICIAS, para nosotros/as y para el mundo. No es un ideal inalcanzable
- es posible, en Cristo – realmente lo es. La Biblia es clara "Dios
produce en nosotros tanto el querer como el hacer, para que se cumpla su buena
voluntad en nuestras vidas"(Fil 2:13).
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Nosotros/as, somos el Pueblo de Dios,
somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a
Dios, para que proclamemos las obras maravillosas de aquel que nos llamó de las
tinieblas a su luz admirable. (1 Pedro 2:9) Entonces,
"Seamos santos[as], porque el Señor nuestro
Dios, es Santo."
Amén. Amen.
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