Este fin de semana, estamos
observando el Día de la Epifanía de nuestro Señor Jesucristo (o como mejor le
conocemos en el pueblo hispano - El Día de los Tres Reyes). Durante la
epifanía, una celebración que ha sido parte de la vida de la iglesia cristiana
desde sus comienzos, recordamos la
primera manifestación de Jesús, registrada en la Biblia, a los gentiles
(que son las personas fuera del pueblo judío).
En esta hermosa historia de antaño, que
encontramos en Mateo 2:1-12, muy conocida por la mayoría de los cristianos/as,
se encierran un sinnúmero de enseñanzas, muy importantes, que quisiera consideremos
brevemente.
Para hacerles una historia larga, un
poco más corta: resulta ser, como nos dice Mateo, que los Magos de Oriente (que
no estamos seguros si eran astrólogos, sacerdotes o reyes), llegaron a visitar
a Jesús desde muy lejos. Esto, luego de haber estudiado en detalle las profecías
sobre Su nacimiento, y de haber sido guiados por una estrella muy especial, que
en el momento indicado, les mostró el camino hasta donde se encontraba Jesús,
junto a sus padres José y María. Nos dice la Biblia, que los Magos cuando
encontraron a Jesús, hicieron tres cosas, que me parece no podemos pasar por
alto:
El Apóstol Mateo, en los versículos
10 y 11, nos señala que los magos, cuando se encontraron con Jesús:
1) se llenaron de mucha alegría;
2) se postraron ante Él y le
adoraron, y
3) abrieron sus tesoros y le
presentaron ofrendas, de oro, incienso y mirra.
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¿A
cuántos/as les llena de alegría encontrarse con Jesucristo? ¿Amén?
pregunto pues pareciera ser que para muchas personas, procurar encuentros con
Jesús, más que un motivo de alegría - pareciera ser una carga insoportable. Uno
le pregunta a la gente, "que se llaman a sí mismos/as cristianos",
porque no vienen a la iglesia, y la lista de razones (excusas) no se hacen
esperar. Lo triste es que las excusas que se dan, luego no parecen aplicar para
hacer cosas que no comparan en
importancia a la bendición de congregarse para tener un encuentro con Cristo.
Consideren a los viajeros de oriente:
cuando llegaron a Jesús, tenían que estar sumamente cansados, pues nos dice la
Biblia que vinieron de muy lejos. En ese viaje, lo más seguro, les surgieron un
sinnúmero de inconvenientes, y dificultades (pues el desierto está lleno de
peligros). Pero como nos aclara Mateo, cuando ellos encontraron el lugar donde
Jesús estaba - ¡SE
LLENARON DE ALEGRIA! Porque un encuentro con Jesús - NOS
TRAE ALEGRIA. Muy bien lo dijo el salmista (30:1) cuando expresó: Oh Señor, "Tú cambias mis lágrimas en danza; me
quitas la tristeza y me rodeas de alegría".
En este año que apenas comienza, ¿qué
tal si le pides al Espíritu Santo, que ponga en ti el mismo deseo que tenían
los Magos de encontrarse con Jesús (no con la gente, o con el pastor, o con las
tradiciones), para que no importando como haya sido tu semana, o las
circunstancias que estés viviendo, llegar a la Iglesia, y encontrarte con
Jesucristo, sea motivo de alegría?
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Segundo,
nos dice Mateo, que los Magos, cuando estuvieron frente a Jesús, ¿hicieron qué?
se postraron y le adoraron. Saben, los magos no tenían que
hacerlo (postrarse y rendir pleitesía a Jesús), pues ellos eran personas muy
ilustres. En todo caso, eran José y María los que debían presentar sus respetos
a estos importantes visitantes. Pero estos hombres, reconociendo quien Jesús
era, y lo que representaba para sus vidas, dice la Biblia, que se humillaron
ante El, y le adoraron. No solo reconocieron a Jesús como alguien merecedor de
respeto, sino también en Su presencia, entendieron que El era digno de
ADORACION. El salmista exclamó: "Ustedes,
siervos del Señor, ¡alábenlo! ¡Alaben el nombre del Señor! ¡Bendito sea el
nombre del Señor desde ahora y para siempre! ¡Alabado sea el nombre del Señor
desde que sale el sol en la mañana hasta que se esconde en la noche!
"Salmo 113:1-3.
Saben, todavía hoy, esta debería ser
nuestra actitud, ante Jesús. Él, no es uno más entre muchos. Jesucristo, no
solo es merecedor de admiración y de respeto - es el único digno de nuestra
ADORACION. Por su nacimiento, por su vida, su ministerio, su sacrificio de amor
en la cruz, porque está vivo, y en Su vida encontramos nuestra victoria - TENEMOS QUE ADORARLO. Y no con
cualquier alabanza, no con cualquier adoración - tenemos que adorarlo con una
alabanza que brote de lo más profundo de nuestro corazón. Jesús lo dijo a la
mujer samaritana: "Pero viene la
hora, y ya llegó, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en
espíritu y en verdad; porque también el Padre busca que lo adoren tales
adoradores." Juan 4:23. Al igual que Pedro, que todos los días nos
postremos en alabanza y adoración a Jesucristo, y como Pedro exclamó: "...¿a
quién iremos? [sólo El] Tú tienes
palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído, y sabemos, que tú eres el Cristo,
el Hijo del Dios viviente." Juan 6:68-69.
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Finalmente,
nos dice Mateo, que los Magos de Orientes, llenos de alegría, y luego de haber
adorado a Jesús, abrieron sus tesoros, y le presentaron ofrendas de gran valor. Esta
ofrenda no fue importante, por la cantidad, ni por valor material de lo que era
ofrendado - sino porque era una expresión sincera de adoración. Al "abrir
sus tesoros", los Magos de Oriente, le entregaron a Jesús su corazón, y le
expresaron de una manera tangible, lo importante que El era en sus vidas. De lo
que tenían, de sus tesoros, le presentaron una ofrenda digna del Rey de reyes,
y Señor de señores.
De la misma forma, todavía hoy, Jesús
está buscando personas que le abran sus tesoros, y le presenten ofrendas de
gran valor. Personas que le entreguen su corazón, y le expresen de maneras
tangibles, día a día, el lugar especial que El tiene en sus vidas. Sabes, tus
ofrendas materiales son importantes, muy importantes, pues como nos enseño
Jesús, donde está nuestro tesoro, allí también estará nuestro corazón (Lucas
12:34). Pero aquí no se trata del dinero. Jesucristo no quiere tu dinero, al
final del día, al abrir tus tesoros al Señor, lo que Dios quiere ES TU CORAZON.
TE QUIERE A TI, TU ERES LA MEJOR
OFRENDA, A JESUS. El Apóstol Pablo, consciente de esta realidad tan
importante, exhortó a la iglesia cristiana en Roma diciéndoles: "Así que, hermanos, yo les ruego, por
las misericordias de Dios, que se presenten ustedes mismos como un sacrificio
[ofrenda] vivo, santo y agradable a Dios. ¡Así es como se debe adorar a
Dios!" (Romanos 12:1). Tú eres la mejor ofrenda, a Jesús. Lo mejor de
ti. Todo y lo mejor de quien tú eres. Lo primero, y lo mejor de todo lo que
tienes - eso es lo que es digno de Jesús, Rey, Señor, Dios, y Salvador de
nuestras vidas.
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Oro a Dios, que con la ayuda del
Espíritu Santo, el año 2014 sea uno
donde, te presentes constantemente como una ofrenda de alabanza y adoración al
Señor – porque de eso, en gran parte, se trata esta historia: de lo que hacemos
cuando Jesucristo se revela a nosotros/as. Que este sea el año donde tu vida
cambie PARA SIEMPRE. Que anheles tener encuentros con Jesús a todo momento –
que te transformen, y te llenen de alegría. Que al procurar estar en su
presencia, aquí en la Iglesia y aun en la intimidad de tu hogar y en tú vida
cotidiana, vivas postrado/a y en constante adoración al Señor, amándole con
toda tu alma, con toda tu mente, y con todas tus fuerzas, a través de quien
eres, de lo que haces, e incluso lo que dejas de hacer por amor a Él. Y,
finalmente, que este sea el tiempo, donde de una vez y por todas “abres tus
tesoros” delante del Señor y te presentas a ti mismo como una ofrenda de
alabanza, dando lo mejor de ti, y de lo que tienes al Señor.
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Hoy, es Día de Epifanía, día en que
Jesucristo, por medio del Espíritu Santo, se manifiesta a nuestras vidas.
Alegrémonos, adoremos, y presentemos la mejor ofrenda que jamás podremos ofrecer
a nuestro Salvador – nuestro mayor tesoro, que es nuestro corazón.
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