Lee: Isaías 55:1-3 | ¿A cuantos les gusta ir de compras? Les confieso que, a mí, en lo personal, no me encanta ir a las tiendas.
Soy del tipo de persona que va de compras, regularmente, solo cuando necesito algo. No comparo muchas marcas, ni precios en diferentes tiendas. Soy de los que entran, compran y salen de la tienda – y mientras más rápido mejor. Y, como siempre frecuento las mismas tiendas, me aprendo donde están las cosas, y me molesta cuando las cambian de lugar, pues me obliga a explorar o tener que preguntar.
Por otro lado, a mi esposa – le encanta ir de compras. Es una terapia para ella. Algo que disfruta hacer. Yo odio las revistas de especiales. Las echo al zafacón todas las semanas cuando vienen en el correo, pero ella siempre las encuentra y lee cuidadosamente. Ella gusta de visitar diferentes tiendas, de comparar precios, de explorar los anaqueles de venta de liquidación. Lo que me toma a mi 15 minutos – puede tomarle una hora a ella para comprar.
Dicho esto, podrán imaginarse cuánto me gusta escucharle decir: “¿quieres ir a las tiendas conmigo?”
Pero la verdad es que, por más que no me guste admitirlo, dado cuanto mi esposa disfruta ir de compras y su estrategia, muchas veces ella encuentra cosas muy lindas y de buena calidad, a precios muy razonables.
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En el texto bíblico que leímos en Isaías 55:1-3, nos encontramos con una invitación similar a la que frecuentemente mi esposa me hace cuando quiere que vaya con ella a las tiendas.
En este caso, los invitados a comprar eran el Pueblo de Israel. En unos de sus momentos bajos y de mucha necesidad Dios les dijo: “Vengan a comprar…”
Los estudiosos de la Biblia aseguran, que esta invitación de parte de Dios no solamente atendía las necesidades y circunstancias inmediatas de los israelitas en su contexto histórico, sino también anunciaba, a modo de profecía, la obra redentora que Dios haría a través de Jesús, unos 700 años después - la cual todavía es relevante, hoy, para nosotros.
Al leer la invitación de Dios a Su Pueblo a través del profeta Isaías, me viene a la mente una revista de especiales de los que lee mi esposa todas las semanas.
Una revista de especiales (shopper), que todos aquellos que anhelamos vivir en la plenitud de Dios, debemos considerar detenidamente y entender sus implicaciones en nuestro diario vivir.
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Hoy, quisiera que examinemos más de cerca esta oferta de parte de Dios, al pueblo de Israel, y a nosotros, por medio de Jesucristo, a ver que encontramos.
Tres cosas, en específico que quisiera consideremos: la invitación, el producto, y la estrategia de compra que se nos presentan.
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Primero, veamos la INVITACION.
En el versículo 1, el profeta Isaías hace una invitación urgente a dos tipos de personas: personas sedientas, y personas sin dinero.
En palabras sencillas, esta es una invitación llena de posibilidades para quienes reconocemos nuestra necesidad de Dios (que tenemos sed) y en humildad admitimos que no hay nada que podamos tener o hacer que satisfaga la sed del alma, sino el incomparable amor que Dios nos ofrece en Jesucristo, de manera gratuita.
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Fíjense, que en la invitación que nos hace Dios, no hay espacio para apariencias ni orgullo.
No les ha pasado que tienen visita en la casa un día caluroso, y uno le ofrece algo de tomar, y la persona por no molestar (aunque está sudando y a punto de deshidratarse), nos dice – “No, te preocupes”.
O todavía peor, tienen hambre, y uno les ofrece algo de comer, y le dicen a uno – “Tranquilo, estoy bien”.
Si tú eres uno de esos, orgulloso y que gusta de guardar apariencias, entiende que la invitación de ser bendecido en cierta medida depende de ti, de tu actitud. No trates la invitación de Dios como a otras invitaciones en el pasado.
En este tiempo, Dios desea convidarle su amor a todas las personas que, sin reparos, y con humildad de corazón, cuando llegamos a la tienda de Dios, y ante la oferta de gracia y amor, reconocemos: TENGO SED…Y ESTOY PELAO (como dicen en mi pueblo).
El versículo 2, nos aclara lo que Dios nos ofrece en su amor para saciar nuestra sed. Tres bebidas, que simbolizan necesidades profundas que todos tenemos.
Agua – indispensable para la vida humana. Cuando nos enfermamos lo primero que el médico le dice a uno es que tome muchos líquidos, ¿verdad? Y si la cosa está mala – lo primero que le ponen a uno en la sala de emergencia es un suero para hidratar y refrescar el cuerpo.
Al igual que el agua para nuestro cuerpo, Cristo es indispensable para nuestro ser espiritual. Solo Cristo, que es el agua que salta para vida, puede saciar la sed del alma. El salmista dijo: “¿A quién tengo en el cielo, sino a ti?” Jesús, nos aclaró esta verdad cuando en amor declaró: “fuera de mi no pueden hacer nada” (Jn15:5).
El Vino - que, en la Biblia y cultura de aquel tiempo, era símbolo de ALEGRIA/GOZO. ¿Por qué vino? Porque no importa lo estoicos, serios o indiferentes que nos queramos hacer, nosotros fuimos creados para el gozo: para gritar y cantar, para bailar y jugar, para saltar, correr y reír. El salmista lo proclamó vez tras vez: canten…griten…salten…dancen…bailen...delante del Señor. Y por eso nos encontramos en Proverbios 33:6 con la sabiduría que dice: “…denle vino a los amargados” – Alaba :)
Y, Leche – que, como la leche es esencial para el crecimiento y desarrollo de un niño, así mismo la Palabra de Dios es esencial para nuestro crecimiento integral como discípulos de Jesucristo. Por eso el Apóstol Pedro (1 P2:2) escribió: “deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación”.
Tres productos en la tienda del Señor – Agua (Vida); Vino (Gozo/Alegría) y Leche (Nutrición y Crecimiento).
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Y, el tercer aspecto de la oferta de Dios para nuestras vidas hoy es – LA ESTRATEGIA DE COMPRA.
¿Alguna vez ha ido de compras en la venta especial del “Black Friday”? Oiga, esto es algo serio. La gente que participa de este evento, si ustedes se fijan bien, no van a novelear a las tiendas a las tres de la mañana – no, ellos tienen una estrategia.
Primero deciden a que tiendas van a ir, luego estudian que especiales hay en esa tienda (hacen listas y hasta mapas), deciden que productos van a comprar. La hora a la que van a ir. Cuantas personas van a llevar (mientras uno compra el otro hace la fila). Y si te les metes en el camino, prepárese para un empujón o una conversación animada.
Cuantas veces, tristemente, no nos beneficiamos de los regalos que Dios nos ofrece porque no tenemos la estrategia de compra correcta. Porque insistimos en hacer las cosas a nuestra manera en vez de seguir el consejo divino.
Fíjense que, en la invitación de Dios en Isaías 55:1-3, hay una estrategia de compra en la forma de 4 acciones que nos encaminan a recibir bendición abundante: vengan, escuchen, compren, y coman.
Vengan – lo primero es lo primero. Para comprar hay que ir a la tienda. No hay de otra. Aun cuando compramos en línea, tenemos que ir a la página de internet de la tienda.
Escuchen y Compren – saben, de nada nos vale entrar a una tienda durante una venta especial, si no sabemos qué productos están en promoción, y regresarnos para la casa sin el artículo deseado.
Similarmente, no es suficiente con venir a la iglesia, o leer la Biblia como el papagayo u orar vanamente. Es necesario y más importante, prestar atención a la voz de Dios hablando palabras de VIDA y reclamarlas. Hacerlas nuestras (para nuestra vida personal, nuestro matrimonio, familias, hijos, trabajos, etc) - comprarlas.
Pero no hacerlas nuestra como mero conocimiento intelectual o comprarlas como si fuéramos coleccionistas, sino poniéndolas en práctica en nuestro diario vivir de lunes a sábado, o como nos dice Isaías – comiéndolas, para que “nutran nuestro ser”. Y aunque a veces sean amargas al paladar, como nos aclaró el Apóstol Juan en el libro de Apocalipsis, serán dulces a nuestras entrañas y producirán el fruto de la vida de Jesucristo en nosotros/as.
Ah, y fíjense que no es comprar lo que nos dé la gana, pues en el vs. 2 el profeta pregunta “¿por qué gastan en lo que no es pan y no satisface?”.
Muchas veces queremos que la Iglesia nos de tantas cosas, que en realidad no son necesarias para vivir y crecer en nuestra salvación. La gente se anda peleando por cosas que no aportan – cambiándose de iglesia en iglesia por tonterías – que si los bancos eran incomodos, o porque hacía calor en el santuario durante el verano, o porque pusieron una lucecitas en el altar o el volumen de la música estaba muy fuerte – como si esto fuera blasfemia. Pantalla de video – ni que fuera esto cine, dicen.
Hay de todo en las iglesias, porque la gente quiere de todo, pero muchas veces falta lo que es absolutamente necesario y esencial - la VIDA, EL GOZO, Y LA NUTRICION SALUDABLE que nos conduce a la plenitud de Jesús en el poder y dirección del Espíritu Santo.
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Vengan los sedientos y los que no tienen con que pagar a la tienda del Señor – la Invitación.
Vida, Gozo y Crecimiento – el producto.
Venir, escuchar, comprar y comer – la estrategia de compra.
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Si hoy tienes sed de Dios y reconoces que solo Jesús puede satisfacer la misma – estás invitados a la venta especial de Jesús.
Si en tu corazón anhelas vida plena y abundante, gozo que trascienda las tristezas y problemas de esta vida, y crecer como discípulo de Jesucristo – estás en el lugar correcto. Aquí no hay bancas cómodas (todavía) – pero te garantizo hay presencia y unción de Dios para saciar la sed de tu corazón.
Vengan…escuchen…compren…COMAN.
A comprar se ha dicho…que es gratis, Jesucristo invita, y ya pagó la cuenta.
Soy del tipo de persona que va de compras, regularmente, solo cuando necesito algo. No comparo muchas marcas, ni precios en diferentes tiendas. Soy de los que entran, compran y salen de la tienda – y mientras más rápido mejor. Y, como siempre frecuento las mismas tiendas, me aprendo donde están las cosas, y me molesta cuando las cambian de lugar, pues me obliga a explorar o tener que preguntar.
Por otro lado, a mi esposa – le encanta ir de compras. Es una terapia para ella. Algo que disfruta hacer. Yo odio las revistas de especiales. Las echo al zafacón todas las semanas cuando vienen en el correo, pero ella siempre las encuentra y lee cuidadosamente. Ella gusta de visitar diferentes tiendas, de comparar precios, de explorar los anaqueles de venta de liquidación. Lo que me toma a mi 15 minutos – puede tomarle una hora a ella para comprar.
Dicho esto, podrán imaginarse cuánto me gusta escucharle decir: “¿quieres ir a las tiendas conmigo?”
Pero la verdad es que, por más que no me guste admitirlo, dado cuanto mi esposa disfruta ir de compras y su estrategia, muchas veces ella encuentra cosas muy lindas y de buena calidad, a precios muy razonables.
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En el texto bíblico que leímos en Isaías 55:1-3, nos encontramos con una invitación similar a la que frecuentemente mi esposa me hace cuando quiere que vaya con ella a las tiendas.
En este caso, los invitados a comprar eran el Pueblo de Israel. En unos de sus momentos bajos y de mucha necesidad Dios les dijo: “Vengan a comprar…”
Los estudiosos de la Biblia aseguran, que esta invitación de parte de Dios no solamente atendía las necesidades y circunstancias inmediatas de los israelitas en su contexto histórico, sino también anunciaba, a modo de profecía, la obra redentora que Dios haría a través de Jesús, unos 700 años después - la cual todavía es relevante, hoy, para nosotros.
Al leer la invitación de Dios a Su Pueblo a través del profeta Isaías, me viene a la mente una revista de especiales de los que lee mi esposa todas las semanas.
Una revista de especiales (shopper), que todos aquellos que anhelamos vivir en la plenitud de Dios, debemos considerar detenidamente y entender sus implicaciones en nuestro diario vivir.
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Hoy, quisiera que examinemos más de cerca esta oferta de parte de Dios, al pueblo de Israel, y a nosotros, por medio de Jesucristo, a ver que encontramos.
Tres cosas, en específico que quisiera consideremos: la invitación, el producto, y la estrategia de compra que se nos presentan.
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Primero, veamos la INVITACION.
En el versículo 1, el profeta Isaías hace una invitación urgente a dos tipos de personas: personas sedientas, y personas sin dinero.
En palabras sencillas, esta es una invitación llena de posibilidades para quienes reconocemos nuestra necesidad de Dios (que tenemos sed) y en humildad admitimos que no hay nada que podamos tener o hacer que satisfaga la sed del alma, sino el incomparable amor que Dios nos ofrece en Jesucristo, de manera gratuita.
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Fíjense, que en la invitación que nos hace Dios, no hay espacio para apariencias ni orgullo.
No les ha pasado que tienen visita en la casa un día caluroso, y uno le ofrece algo de tomar, y la persona por no molestar (aunque está sudando y a punto de deshidratarse), nos dice – “No, te preocupes”.
O todavía peor, tienen hambre, y uno les ofrece algo de comer, y le dicen a uno – “Tranquilo, estoy bien”.
Si tú eres uno de esos, orgulloso y que gusta de guardar apariencias, entiende que la invitación de ser bendecido en cierta medida depende de ti, de tu actitud. No trates la invitación de Dios como a otras invitaciones en el pasado.
En este tiempo, Dios desea convidarle su amor a todas las personas que, sin reparos, y con humildad de corazón, cuando llegamos a la tienda de Dios, y ante la oferta de gracia y amor, reconocemos: TENGO SED…Y ESTOY PELAO (como dicen en mi pueblo).
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Segundo aspecto de la oferta de Dios – EL PRODUCTO.
El versículo 2, nos aclara lo que Dios nos ofrece en su amor para saciar nuestra sed. Tres bebidas, que simbolizan necesidades profundas que todos tenemos.
Agua – indispensable para la vida humana. Cuando nos enfermamos lo primero que el médico le dice a uno es que tome muchos líquidos, ¿verdad? Y si la cosa está mala – lo primero que le ponen a uno en la sala de emergencia es un suero para hidratar y refrescar el cuerpo.
Al igual que el agua para nuestro cuerpo, Cristo es indispensable para nuestro ser espiritual. Solo Cristo, que es el agua que salta para vida, puede saciar la sed del alma. El salmista dijo: “¿A quién tengo en el cielo, sino a ti?” Jesús, nos aclaró esta verdad cuando en amor declaró: “fuera de mi no pueden hacer nada” (Jn15:5).
El Vino - que, en la Biblia y cultura de aquel tiempo, era símbolo de ALEGRIA/GOZO. ¿Por qué vino? Porque no importa lo estoicos, serios o indiferentes que nos queramos hacer, nosotros fuimos creados para el gozo: para gritar y cantar, para bailar y jugar, para saltar, correr y reír. El salmista lo proclamó vez tras vez: canten…griten…salten…dancen…bailen...delante del Señor. Y por eso nos encontramos en Proverbios 33:6 con la sabiduría que dice: “…denle vino a los amargados” – Alaba :)
Y, Leche – que, como la leche es esencial para el crecimiento y desarrollo de un niño, así mismo la Palabra de Dios es esencial para nuestro crecimiento integral como discípulos de Jesucristo. Por eso el Apóstol Pedro (1 P2:2) escribió: “deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación”.
Tres productos en la tienda del Señor – Agua (Vida); Vino (Gozo/Alegría) y Leche (Nutrición y Crecimiento).
—-
Y, el tercer aspecto de la oferta de Dios para nuestras vidas hoy es – LA ESTRATEGIA DE COMPRA.
¿Alguna vez ha ido de compras en la venta especial del “Black Friday”? Oiga, esto es algo serio. La gente que participa de este evento, si ustedes se fijan bien, no van a novelear a las tiendas a las tres de la mañana – no, ellos tienen una estrategia.
Primero deciden a que tiendas van a ir, luego estudian que especiales hay en esa tienda (hacen listas y hasta mapas), deciden que productos van a comprar. La hora a la que van a ir. Cuantas personas van a llevar (mientras uno compra el otro hace la fila). Y si te les metes en el camino, prepárese para un empujón o una conversación animada.
Cuantas veces, tristemente, no nos beneficiamos de los regalos que Dios nos ofrece porque no tenemos la estrategia de compra correcta. Porque insistimos en hacer las cosas a nuestra manera en vez de seguir el consejo divino.
Fíjense que, en la invitación de Dios en Isaías 55:1-3, hay una estrategia de compra en la forma de 4 acciones que nos encaminan a recibir bendición abundante: vengan, escuchen, compren, y coman.
Vengan – lo primero es lo primero. Para comprar hay que ir a la tienda. No hay de otra. Aun cuando compramos en línea, tenemos que ir a la página de internet de la tienda.
De igual manera, para recibir lo que Dios tiene para nosotros – tenemos que venir a Jesús. No hay de otra. Tenemos que establecer y mantener una relación con nuestro Salvador. No es venir a la iglesia, pues la iglesia NO SALVA, es venir a Jesús y rendir nuestras vidas a su amor y autoridad.
Escuchen y Compren – saben, de nada nos vale entrar a una tienda durante una venta especial, si no sabemos qué productos están en promoción, y regresarnos para la casa sin el artículo deseado.
Similarmente, no es suficiente con venir a la iglesia, o leer la Biblia como el papagayo u orar vanamente. Es necesario y más importante, prestar atención a la voz de Dios hablando palabras de VIDA y reclamarlas. Hacerlas nuestras (para nuestra vida personal, nuestro matrimonio, familias, hijos, trabajos, etc) - comprarlas.
Pero no hacerlas nuestra como mero conocimiento intelectual o comprarlas como si fuéramos coleccionistas, sino poniéndolas en práctica en nuestro diario vivir de lunes a sábado, o como nos dice Isaías – comiéndolas, para que “nutran nuestro ser”. Y aunque a veces sean amargas al paladar, como nos aclaró el Apóstol Juan en el libro de Apocalipsis, serán dulces a nuestras entrañas y producirán el fruto de la vida de Jesucristo en nosotros/as.
Ah, y fíjense que no es comprar lo que nos dé la gana, pues en el vs. 2 el profeta pregunta “¿por qué gastan en lo que no es pan y no satisface?”.
Muchas veces queremos que la Iglesia nos de tantas cosas, que en realidad no son necesarias para vivir y crecer en nuestra salvación. La gente se anda peleando por cosas que no aportan – cambiándose de iglesia en iglesia por tonterías – que si los bancos eran incomodos, o porque hacía calor en el santuario durante el verano, o porque pusieron una lucecitas en el altar o el volumen de la música estaba muy fuerte – como si esto fuera blasfemia. Pantalla de video – ni que fuera esto cine, dicen.
Hay de todo en las iglesias, porque la gente quiere de todo, pero muchas veces falta lo que es absolutamente necesario y esencial - la VIDA, EL GOZO, Y LA NUTRICION SALUDABLE que nos conduce a la plenitud de Jesús en el poder y dirección del Espíritu Santo.
—-
Vengan los sedientos y los que no tienen con que pagar a la tienda del Señor – la Invitación.
Vida, Gozo y Crecimiento – el producto.
Venir, escuchar, comprar y comer – la estrategia de compra.
---
Si hoy tienes sed de Dios y reconoces que solo Jesús puede satisfacer la misma – estás invitados a la venta especial de Jesús.
Si en tu corazón anhelas vida plena y abundante, gozo que trascienda las tristezas y problemas de esta vida, y crecer como discípulo de Jesucristo – estás en el lugar correcto. Aquí no hay bancas cómodas (todavía) – pero te garantizo hay presencia y unción de Dios para saciar la sed de tu corazón.
Y, si hoy, en humildad de corazón, vienes al Señor, prestas atención a sus palabras de vida, las haces tuya, y las pones en práctica – obtendrás el tesoro más preciado que jamás podrás recibir. Como dijo el profeta Isaías en el vs3: “comerás lo que es bueno y te deleitarás con manjares deliciosos” que te darán vida abundante en Jesús.
Entonces, a comprar se ha dicho….a saciar tu sed…con el agua de vida, el vino que trae gozo y la leche que alimenta
Vengan…escuchen…compren…COMAN.
A comprar se ha dicho…que es gratis, Jesucristo invita, y ya pagó la cuenta.
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