La pregunta sobre "quien es nuestro prójimo", es una que los
seres humanos hemos venido haciendo desde el principio de los tiempos. Hoy en
día, en la sociedad, pareciera ser como que se ha perdido la noción de lo que
significa vivir en comunidad y preocuparse por el bienestar de los demás. La
gente vive encerrada en sus pequeños mundos del YO, YO, YO, y constantemente
ignoran el sufrimiento de las personas a su alrededor. Día a día vemos noticas
de tragedias que ocurren que se pudieran haber evitado, SI ALGUIEN, hubiera
tenido misericordia y compasión.
---
Para la Iglesia cristiana, la pregunta sobre QUIEN ES NUESTRO PROJIMO es
central para nuestra experiencia de fe como discípulos y seguidores/as de
Jesucristo. En el pasaje bíblico de Lucas 10:25-37, nos encontramos a Jesús
tratando de ayudarnos a contestar esta pregunta y a entender cuán importante es
esto para nuestras vidas.
Nos dice el Apóstol Lucas, que en una ocasión un abogado de la ley judía
se acercó a Jesús y le preguntó "que tenía que hacer para heredar la vida
eterna". Jesús, sabiendo que este hombre era un experto religioso le
ripostó con otra pregunta: "¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la
interpretas tú? - le preguntó Jesús". El hombre, ante la
pregunta de Jesús, dijo: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu
prójimo como a ti mismo." A lo que Jesús le dijo: "Bien
contestado. Haz eso y vivirás".
---
Pero, la conversación no quedo ahí, pues el abogadito, creyendo que se las sabía todas, le hizo
una pregunta de seguimiento al Maestro. Él le preguntó a Jesús: "¿Y
quién es mi prójimo?". Saben, en realidad este hombre, con su pregunta,
no quería saber quién era su prójimo para ir a amarlo. Pues, nos dice la
Biblia, que el abogado hizo esta pregunta "tratando de justificarse",
a ver tal vez, si Jesús lo ayudaba a comprender mejor a QUIEN EL NO TENIA QUE AMAR, y todavía quedar
bien con el requisito de la ley [la ley era muy clara sobre quién era
considerado impuro, indigno, pecador, indeseable, etc]. Pero Jesús, conociendo
la intención detrás de la pregunta, utilizó una historia corta (una parábola)
para ilustrar este mandato de Dios.
Jesús les contó de un hombre que camino a su casa, cayó en mano de
ladrones, quienes le robaron, lo golpearon, le quitaron la ropa, y lo dejaron
tirado todo herido. Resulta ser, que un sacerdote (la autoridad máxima y quien
debía ser ejemplo a todos) pasó por el lugar donde estaba el pobre hombre
herido, pero en vez de pararse a ayudarlo, dice la Biblia "que al verlo,
se desvió y siguió de largo". También, pasó por el lugar donde se
encontraba el hombre herido un levita (que era un empleado del templo -
personas escogidas para servir por su buen testimonio y pureza), e igual al
sacerdote, el levita tampoco se paró a ayudar al pobre hombre, sino que también
"al verlo, se desvió y siguió de largo". Finalmente, Jesús le contó, que
pasó un Samaritano (un hombre que pertenecía a un grupo de judíos que vivían
separados de la comunidad y que no seguían las leyes ni rituales del tiempo), y
este hombre [tal vez el que menos esperaría la gente], SI se paró, y ayudó como
pudo al hombre herido, y se aseguró que estuviera bien y seguro.
Al terminar su historia, Jesús le preguntó al abogado: "¿Cuál de estos tres piensas que
demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?" a lo
que el abogado le contestó: "El que
se compadeció de él". Inmediatamente, Jesús terminó la conversación
con el abogado de manera tajante, diciéndole: "Anda entonces y haz tú lo
mismo".
---
Quisiera que vieras estevideo – y reflexionemos detenidamente en lo que
vamos a ver.
Saben, escenas como las que se presenta en este video son más comunes de
lo que muchos quisiéramos pensar. Situaciones como esta ocurren TODOS LOS DIAS,
incluso en nuestra propia comunidad.
---
Mis amados/as, cuidado con querer vivir nuestra fe, como el abogado de la ley con el que se encontró Jesús, queriendo justificarnos, delante de Dios, poniendo EXCUSAS por nuestra falta de compasión por las personas que sufren. Cuidado con permitirle a nuestros prejuicios que nos sieguen y no nos permitan ver con misericordia las necesidades de las personas a nuestro alrededor. Cuidado, que parecido al sacerdote y a él levita de la parábola de Jesús, estemos tan enfocados en preservarnos "puros" para Dios, que ignoremos el dolor de las personas que Dios pone en nuestro camino; y marginemos y discriminemos, pretendiendo excluir personas de la gracia de Dios. Cuidado, que esclavos de nuestros miedos, aun cuando vemos, busquemos desvíos, y pasemos de largo cuando el Señor nos provee oportunidades para ser instrumentos de esperanza y bendición para otras personas.
En este día, pidámosle a Dios, que nos liberte de todo aquello que no nos
permite compartir el amor de Jesucristo con otras personas, para que podamos
ser lumbreras que iluminen en todo momento y a todo lugar que vayamos. Como
personas, pidamos dirección al Espíritu Santo, para que en nuestro diario
vivir, no nos pase como a la gente del relato de Jesús, sino que podamos,
llenos del amor y la compasión de
Cristo, buscar maneras PRÁCTICAS de ayudar a las personas que sufren –
comenzando con la familia de la fe, y extendiéndose a todos/as en la comunidad.
Como Iglesia, preguntemos constantemente a Dios “quien es nuestro
prójimo”, no buscando excluir o ignorar a alguien, sino partiendo de un deseo genuino de buscar a más personas
para amar, a más personas que servir, a más personas que bendecir. Que nuestra
oración hoy sea: “Señor Jesús abre nuestros ojos para que veamos el sufrimiento que no vemos, para que en el
nombre de Jesucristo, lo podamos atender. Que nuestros oídos se abran, para que
podamos escuchar misericordiosamente el lamento de nuestro pueblo. Que nuestros
corazones se abran, para que seamos sensibles a la realidad tan difícil que
viven tantas personas a nuestro alrededor. Que nuestras manos se abran, para
que podamos recibir, abrazar, aceptar – a los que otros rechazan y marginan".
---
Yo no sé con quién tú te identificas más al escuchar el relato del Buen
Samaritano. Tal vez algunos se identifiquen con el hombre herido, y piden a
Dios envíe a un buen samaritano que les ayude en medio de su sufrimiento. Otros,
tal vez, se identifiquen con el Buen Samaritano, y den gracias a Dios por la
compasión que brota en ellos para los que sufren. Yo, personalmente (en
humildad) me identifico con el sacerdote y el levita. Al igual que ellos, trato
de hacer lo que es correcto delante de Dios, pero a veces la necesidad y el
sufrimiento humano es tan grande y abrumador, que muchas veces me siento
tentado a pasar de largo, y seguir por mi camino. Al reconocer mi fragilidad,
no me queda otra que en humildad orar y pedirle a Jesús: “…en mi debilidad,
ayúdame Señor a discernir, quien es mi prójimo”.
ORACION: Amado Señor, muchas veces
nos sentimos abrumados con las necesidades y el sufrimiento que vemos a nuestro
alrededor. Las personas que viven en peligro; los que sufren, los que viven en
pobreza, los marginados y despreciados, las familias en crisis – ES TANTO
SUFRIMIENTO, que a veces quisiéramos simplemente escondernos y olvidarnos de
esta triste realidad. Perdónanos por las veces que, aun cuando VEMOS el dolor
de una persona, buscamos desvíos y seguimos de largo, ignorando tu mandato de
amarte a Ti, y amar a las personas a nuestro alrededor. Por medio de tu
Espíritu Santo, danos la valentía y fortaleza para alcanzar con tu amor a los
que sufren en nuestra comunidad. Que sin miedo, prediquemos las buenas nuevas
de salvación de Jesucristo. Y que con determinación sirvamos a nuestra
comunidad, en tu amor. En el nombre de Jesús - Amén.
Comentarios
Publicar un comentario